Испанский язык с Антией | Español con Antía

Este sábado, día dieciocho de noviembre, ha sido un tanto productivo.
Por la mañana he puesto en orden mi habitación, he hecho algunas gestiones y he tenido clase con Victoria, una preciosa niña simpática de tres añitos que cada sábado viene a aprender un poco de música y de piano conmigo. Después he preparado una tortilla española para comer. He invitado a algunos amigos de la residencia, y a todos los que no habían probado aún la comida española, les ha encantado. Algunos hasta me preguntaron cómo era posible que resultase algo tan rico al mezclar huevos, patatas, cebolla y un poco de chorizo. Sonriente, les he contestado: "¡Es la magia de la comida mediterránea!". Aunque sinceramente, también me hubiese gustado tener un buen aceite de oliva y perejil fresco recién cogido del jardín. (Pero el centro de Moscú no da para más).
Después de comer he ensayado un poco para el concierto que tengo mañana en el museo Schepkin y después he ido a un café muy agradable cerca del metro Krasnopresnenskaya, a darle clase de español a Ilya, uno de mis alumnos preferidos, que es un joven ingeniero aeronáutico.
Ahora mismo estoy disfrutando de un té rojo mientras os escribo esta pequeña historia.

#mi_diario

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2.48K viewsedited  Nov 18, 2017 at 18:45

Este sábado, día dieciocho de noviembre, ha sido un tanto productivo.
Por la mañana he puesto en orden mi habitación, he hecho algunas gestiones y he tenido clase con Victoria, una preciosa niña simpática de tres añitos que cada sábado viene a aprender un poco de música y de piano conmigo. Después he preparado una tortilla española para comer. He invitado a algunos amigos de la residencia, y a todos los que no habían probado aún la comida española, les ha encantado. Algunos hasta me preguntaron cómo era posible que resultase algo tan rico al mezclar huevos, patatas, cebolla y un poco de chorizo. Sonriente, les he contestado: "¡Es la magia de la comida mediterránea!". Aunque sinceramente, también me hubiese gustado tener un buen aceite de oliva y perejil fresco recién cogido del jardín. (Pero el centro de Moscú no da para más).
Después de comer he ensayado un poco para el concierto que tengo mañana en el museo Schepkin y después he ido a un café muy agradable cerca del metro Krasnopresnenskaya, a darle clase de español a Ilya, uno de mis alumnos preferidos, que es un joven ingeniero aeronáutico.
Ahora mismo estoy disfrutando de un té rojo mientras os escribo esta pequeña historia.

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