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Algo del Evangelio@algodelevangelio P.17771
ALGODELEVANGELIO Telegram 17771
Comentario a Lucas 1, 26-38:

Celebramos hoy en toda la Iglesia la Solemnidad de la Anunciación del Señor, el día en el que todo cambió para siempre, el instante más silencioso, pero más trascendental de la historia de la humanidad. Los historiadores podrán decir muchas cosas sobre tantos acontecimientos importantes desde que el mundo es mundo, podrán buscar siempre lo más llamativo y espectacular, pero la realidad es que para nosotros ese momento, ese encuentro del Ángel Gabriel con María, ese encuentro del Espíritu Santo con la Virgen, es el verdadero acontecimiento que dio «vuelta» el mundo, tu vida y la mía, la de millones y millones de personas. Las cosas grandes de la historia de la humanidad, en realidad, pasaron desapercibidas para los poderosos de este mundo que les gusta mucho más el «show» que otra cosa. Dios eligió «hacerse el distraído» y entrar en este mundo por la puerta de «atrás», como para no figurar, como para no ser visto, como para ser uno más, sin dejar de ser lo que era y meterse en nuestros corazones.
Demasiada alegría junta, la alegría de una adolescente sencilla y desconocida, que recibió la noticia de que iba a ser la Madre de Dios. Una gran locura. La venida de Dios al mundo, el anuncio de la concepción de Jesús en el vientre de María, como decimos siempre, por obra y gracia del Espíritu Santo, es para alegrarse siempre. Jesús también fue un niño en el vientre de su madre. También creció silenciosamente hasta nacer como cualquiera de nosotros. Por eso hoy también rezamos por todos los niños por nacer, por todos los niños que están «custodiados» por sus madres en sus vientres. Pero especialmente recemos por todos los niños por nacer que sufren el «terror» del aborto que amenaza sus vidas, para que sus madres tomen conciencia del don que llevan en sus vientres y jamás recurran a una aparente solución que puede arruinar una vida para siempre, incluso la de ellas mismas. Para el caso, María también vivió un embarazo «no deseado», podríamos decirlo en lenguaje actual. Ella no tenía pensado quedar embarazada, y mucho menos de ese modo. Sin embargo, supo abrirse al misterio de la vida, supo aceptar lo que en principio no entendía ni quería. Supo querer y aceptar la invitación como voluntad de Dios y amar la vida desde el momento de su misteriosa concepción hasta la muerte en la cruz. Por eso es lindo hoy que recemos por todas las madres que también, por diferentes circunstancias, viven un embarazo «no deseado», no buscado, para que abran sus corazones al don que llevan, al niño que milagrosamente llevan en sus vientres y que necesitan de ellas.
Algo del Evangelio de hoy nos muestra que, de punta a punta, desde el anuncio del Ángel a María hasta el anuncio de la Resurrección, Dios viene a darnos una alegría, Dios está con nosotros para alegrarse, no para preocuparnos y asustarnos. Una vida que nos vino a dar una alegría. Una vida que nos vino a dar vida. Un niño siempre puede transformarse en una alegría. Ser cristiano es alegrarse con esta alegría, alegrarse de que Dios se haya «metido» en nuestras vidas, de que nos haya sorprendido de esta manera. Ser cristiano es alegrarse porque María fue capaz de decir que sí, y gracias a Ella, el Hijo de Dios se metió en nuestra historia, para vivir como nosotros, para morir por nosotros y resucitar para nosotros. María es la mujer más inteligente y llena de amor de la historia, la más feliz de todas porque supo confiar y creer sin ver, aunque haya preguntado para saber cómo Dios se las iba a ingeniar para hacer semejante milagro. Nunca desconfió de las promesas de Dios y de sus planes. Para el que cree, siempre lo que Dios quiere es lo mejor. Creer hace bien, creer es de inteligentes, creer nos abre caminos nuevos y más seguros, creer nos llena el alma de felicidad, aunque nos dé un poco de miedo y vértigo. Seremos felices si aprendemos a creer y confiar sin ver, sin muchas pretensiones.
Que hoy María nos ayude a decirle con confianza a Dios Padre, pero por ahí con miedo, pero con confianza: «Sí, soy tu servidor.



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Comentario a Lucas 1, 26-38:

Celebramos hoy en toda la Iglesia la Solemnidad de la Anunciación del Señor, el día en el que todo cambió para siempre, el instante más silencioso, pero más trascendental de la historia de la humanidad. Los historiadores podrán decir muchas cosas sobre tantos acontecimientos importantes desde que el mundo es mundo, podrán buscar siempre lo más llamativo y espectacular, pero la realidad es que para nosotros ese momento, ese encuentro del Ángel Gabriel con María, ese encuentro del Espíritu Santo con la Virgen, es el verdadero acontecimiento que dio «vuelta» el mundo, tu vida y la mía, la de millones y millones de personas. Las cosas grandes de la historia de la humanidad, en realidad, pasaron desapercibidas para los poderosos de este mundo que les gusta mucho más el «show» que otra cosa. Dios eligió «hacerse el distraído» y entrar en este mundo por la puerta de «atrás», como para no figurar, como para no ser visto, como para ser uno más, sin dejar de ser lo que era y meterse en nuestros corazones.
Demasiada alegría junta, la alegría de una adolescente sencilla y desconocida, que recibió la noticia de que iba a ser la Madre de Dios. Una gran locura. La venida de Dios al mundo, el anuncio de la concepción de Jesús en el vientre de María, como decimos siempre, por obra y gracia del Espíritu Santo, es para alegrarse siempre. Jesús también fue un niño en el vientre de su madre. También creció silenciosamente hasta nacer como cualquiera de nosotros. Por eso hoy también rezamos por todos los niños por nacer, por todos los niños que están «custodiados» por sus madres en sus vientres. Pero especialmente recemos por todos los niños por nacer que sufren el «terror» del aborto que amenaza sus vidas, para que sus madres tomen conciencia del don que llevan en sus vientres y jamás recurran a una aparente solución que puede arruinar una vida para siempre, incluso la de ellas mismas. Para el caso, María también vivió un embarazo «no deseado», podríamos decirlo en lenguaje actual. Ella no tenía pensado quedar embarazada, y mucho menos de ese modo. Sin embargo, supo abrirse al misterio de la vida, supo aceptar lo que en principio no entendía ni quería. Supo querer y aceptar la invitación como voluntad de Dios y amar la vida desde el momento de su misteriosa concepción hasta la muerte en la cruz. Por eso es lindo hoy que recemos por todas las madres que también, por diferentes circunstancias, viven un embarazo «no deseado», no buscado, para que abran sus corazones al don que llevan, al niño que milagrosamente llevan en sus vientres y que necesitan de ellas.
Algo del Evangelio de hoy nos muestra que, de punta a punta, desde el anuncio del Ángel a María hasta el anuncio de la Resurrección, Dios viene a darnos una alegría, Dios está con nosotros para alegrarse, no para preocuparnos y asustarnos. Una vida que nos vino a dar una alegría. Una vida que nos vino a dar vida. Un niño siempre puede transformarse en una alegría. Ser cristiano es alegrarse con esta alegría, alegrarse de que Dios se haya «metido» en nuestras vidas, de que nos haya sorprendido de esta manera. Ser cristiano es alegrarse porque María fue capaz de decir que sí, y gracias a Ella, el Hijo de Dios se metió en nuestra historia, para vivir como nosotros, para morir por nosotros y resucitar para nosotros. María es la mujer más inteligente y llena de amor de la historia, la más feliz de todas porque supo confiar y creer sin ver, aunque haya preguntado para saber cómo Dios se las iba a ingeniar para hacer semejante milagro. Nunca desconfió de las promesas de Dios y de sus planes. Para el que cree, siempre lo que Dios quiere es lo mejor. Creer hace bien, creer es de inteligentes, creer nos abre caminos nuevos y más seguros, creer nos llena el alma de felicidad, aunque nos dé un poco de miedo y vértigo. Seremos felices si aprendemos a creer y confiar sin ver, sin muchas pretensiones.
Que hoy María nos ayude a decirle con confianza a Dios Padre, pero por ahí con miedo, pero con confianza: «Sí, soy tu servidor.

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The group’s featured image is of a Pepe frog yelling, often referred to as the “REEEEEEE” meme. Pepe the Frog was created back in 2005 by Matt Furie and has since become an internet symbol for meme culture and “degen” culture. The public channel had more than 109,000 subscribers, Judge Hui said. Ng had the power to remove or amend the messages in the channel, but he “allowed them to exist.” With the “Bear Market Screaming Therapy Group,” we’ve now transcended language. On Tuesday, some local media outlets included Sing Tao Daily cited sources as saying the Hong Kong government was considering restricting access to Telegram. Privacy Commissioner for Personal Data Ada Chung told to the Legislative Council on Monday that government officials, police and lawmakers remain the targets of “doxxing” despite a privacy law amendment last year that criminalised the malicious disclosure of personal information. With the administration mulling over limiting access to doxxing groups, a prominent Telegram doxxing group apparently went on a "revenge spree."
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