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Importa más el valor de los cerdos, la comida de cada día, que ese hombre haya quedado liberado de los espíritus impuros. El mundo y ciertas personas son muy buenos hasta que les tocan el bolsillo, como decimos. ¿No te pasó alguna vez? Serviste en un lugar, en un trabajo, tuviste una amistad, hasta que lo que dominó finalmente en la decisión de estar en ese trabajo, de conservar esa amistad, fue el gasto que ocasionabas. Esto pasa cada día, es la ley perversa de este mundo. Pasa también en nuestros ambientes. Lamentablemente el dinero, a veces, es el primer patrón.
Tengamos cuidado con los engaños del maligno que intenta que seamos felices pero a su manera, que intenta que tomemos atajos que no nos llevan a ningún lado, nos quiere desviar del camino, quiere que vivamos desanimados.
Tengamos cuidado con este mundo que es bastante mentiroso, que se compadece, que nos quiere, de algún modo, hasta que le generamos un gasto, porque a partir de ahí somos un número más, un número que resta o que suma, pero un número, y no una persona. Gracias a Dios Padre, para Jesús somos personas, con dignidad, y por eso le pide al hombre que vuelva a su casa, que vuelva con su familia para restablecer los vínculos que se habían roto.
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p. Rodrigo Aguilar
BY Algo del Evangelio
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