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Cuando un enojo o un momento de ira se apodera de ti, el cuerpo entra en un estado de alerta que va más allá de la emoción.
Tu sistema libera una cantidad de cortisol, la famosa hormona del estrés.
Esto hace que se aelera tu ritmo cardíaco elevando tu tensión arterial, preparando al cuerpo para una respuesta de "lucha o huida". Pero los efectos no terminan ahí porque a largo plazo, el exceso de cortisol puede causar fatiga constante y dolores musculares, ya que tu cuerpo descompone el músculo para elevar los niveles de azúcar en la sangre.
Lo más impactante es que a tu cuerpo le toma mucho tiempo volver a la normalidad.
Después de un intenso momento de ira, los niveles de cortisol pueden tardar hasta siete horas o más en regresar a su equilibrio natural.
Durante todo este tiempo, el organismo permanece en estrés silencioso, afectando el bienestar físico y mental.
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BY Visionaria * Visiones Infinitas
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